Capítulo 27: Easter Holidays (Parte 1)

Bueno, he de decir que soy consciente de que tengo el blog algo abandonado, pero es que, sinceramente, estoy  muy perro.

Bueno, a lo que iba. El domingo pasado (17 de Abril) recibí mi primera visita (segunda contando la de Sandra). Mi hermano y unos amigos decidieron pasar sus vacaciones de semana santa en Dinamarca.

El mismo día que llegaron invertimos la tarde en dar un paseo por el famoso parque de atracciones de Copenhague, el Tívoli. Entrar al Tívoli vale 75DKK (10 euros) y a parte tienes que pagar las atracciones, que no son precisamente baratas, pues las que más valen la pena cuestan 10 eurazos el viaje. Luego está la opción de comprar una pulserita con la entrada para poder subirte donde quieras y las veces que quieras y que valía 190DKK si no recuerdo mal.

El Tívoli es más bien pequeño, pero tiene su encanto. Es un parque de atracciones a la antigua, aunque quizás 75DKK sólo por entrar sea un poco excesivo (aunque seguro que para los daneses no es nada…)

El día  siguiente, el lunes, lo invertimos en Copenhague e hicimos el mismo recorrido que hice con Sandra y que seguramente volveré a hacer cuando vengas mis padres en tres semanas.

He de decir que estos días Copenhague estaba plagado de obras y andamios, espero que la próxima vez no haya tantos.

La pena fue que no llegamos a tiempo de subir a la torre desde la que se ve todo Copenhague y más allá. La diferencia con la última vez era claramente el clima, pues tuvimos como unos 20ºC (como el resto de la semana) y eso se notaba en el bullicio de la ciudad. ¡Nada que ver con el invierno!

Esta vez nos alojamos en el Hotel CABINN city, que la verdad está bastante bien para dormir un par de noches. Las habitaciones son estilo camarote de barco, pero tienen baño. Y el buffet libre de desayuno está muy bueno. Además está pegando al Tívoli y a la plaza del ayuntamiento, que es donde empieza el recorrido por la ciudad.

¡Ah! ¡Y esta vez sí que estaba la sirenita!

El martes recogimos el coche que teníamos reservado para el resto de la semana y nos encaminamos a Hillerød a visitar su famoso castillo. La verdad es que es impresionante, gigante, inmenso, desproporcionado.  Y no hablemos de su jardín, que se perdía en el horizonte. El castillo consta de una barbaridad de habitaciones, sala de fiestas…y hasta tiene su propia capilla.

Después de visitar el castillo comimos unos bocatas y pusimos rumbo a Roskilde, antigua capital de Dinamarca en la época medieval. Poco pudimos ver de la ciudad debido a la maldita manía de los daneses de cerrar todo a las 5-6 de la tarde. Vimos su gran catedral, la primera del país y bajamos hasta el puerto andando.

Después del paseo por Roskilde nos encaminamos hacia Horsens, donde íbamos a dormir el resto de la semana.

Continuará…